A pesar de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y de un período prolongado de enfriamiento en las inversiones biotecnológicas, las grandes farmacéuticas y firmas de inversión estadounidenses están aumentando su interés en las compañías biotecnológicas chinas. Este movimiento estratégico busca aprovechar el entorno de investigación y desarrollo en China, donde los costos son significativamente más bajos en comparación con EE. UU.
De acuerdo con un informe de la firma global de investigación de mercados DealForma, el 17 de este mes se reveló que más del 30% de los acuerdos en el sector farmacéutico y biotecnológico realizados en 2023 por grandes farmacéuticas y firmas de inversión estadounidenses, con pagos iniciales superiores a 50 millones de dólares (aproximadamente 7,21 mil millones de wones), estuvieron relacionados con empresas chinas. Esta cifra representa un aumento del 20% en comparación con el año anterior, lo que evidencia una creciente concentración de inversiones en China dentro del sector farmacéutico.
Uno de los casos más destacados es el de la compañía estadounidense Merck (MSD), que en diciembre pasado firmó un acuerdo exclusivo de licencia con la farmacéutica china Hansoh Pharmaceuticals para desarrollar el tratamiento contra la obesidad ‘HS-10535’. Como parte de este acuerdo, Merck pagará un total de 2,8 billones de wones a la empresa china, incluyendo tarifas por hitos alcanzados y regalías por ventas.
El HS-10535 es un análogo del péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1), desarrollado como un medicamento oral similar al Wegovy de Novo Nordisk. Además de esta asociación con Hansoh Pharmaceuticals, Merck también ha establecido una alianza con otra empresa china para licenciar otro fármaco oral contra la obesidad, reforzando así su presencia en este mercado en expansión.
Por su parte, Bain Capital, una firma estadounidense de capital privado, ha incrementado sus inversiones en China desde 2018. En los últimos años, Bain ha concretado seis acuerdos con farmacéuticas chinas. En 2023, adquirió los derechos de un medicamento para el asma de la compañía Jiangsu Hengrui Medicine y, posteriormente, formó la empresa conjunta ‘Aiolus Bio’ en colaboración con una corporación china.
Un informe del banco de inversión estadounidense Stifel reveló que un tercio de los nuevos candidatos a fármacos adquiridos por empresas farmacéuticas estadounidenses fueron desarrollados por compañías chinas. El informe señala que “las corporaciones farmacéuticas y biotecnológicas de EE. UU. buscan candidatos a nuevos fármacos de alta calidad y a costos reducidos en China”. En lugar de adquirir la tecnología en sí, las compañías optan por comprar los derechos de desarrollo o comercialización de los medicamentos.
Las razones detrás del creciente flujo de capital estadounidense hacia la biotecnología china incluyen el rápido desarrollo de nuevos fármacos y la facilidad relativa para realizar ensayos clínicos en ese país. Dado que los costos de los ensayos clínicos representan la mayor parte del gasto en el desarrollo de un medicamento, muchas empresas estadounidenses buscan reducir costos aprovechando la infraestructura china en este ámbito.
En contraste, las inversiones en startups biotecnológicas en EE. UU. están en declive debido al incremento de los costos operativos y a los retrasos en el desarrollo de nuevos fármacos. Ante este escenario, algunas startups han optado por reducir personal como medida de supervivencia.
Un ejemplo de ello es Encoded Therapeutics, una empresa especializada en terapias génicas, que anunció el pasado día 14 que despedirá al 29% de su plantilla debido a la falta de fondos para costear los ensayos clínicos. Otras startups estadounidenses, como Third Harmonics, Q32 y Inventiva, también han anunciado planes para recortar hasta la mitad de su fuerza laboral.
El inversionista Chen Yu, fundador de la firma de inversión biotecnológica TCGX, señaló que “ya no es necesario desarrollar nuevos fármacos en EE. UU.”. Explicó que está surgiendo un nuevo modelo de inversión en el que primero se confirma la eficacia clínica de los medicamentos en China, aprovechando los menores costos, y luego se introducen en el mercado estadounidense para generar ingresos.
Este fenómeno evidencia una transformación en la industria farmacéutica global, donde China se posiciona como un actor clave en el desarrollo de fármacos innovadores y a costos más competitivos que en Estados Unidos.